Sam Raimi vs. John Woo

El siguiente post nace como capítulo apócrifo del libro "Sam Raimi: De la Transgresión al neoclasicismo" (Ed. Calamar) aproximación prácticamente exclusiva en nuestro idioma al autor y su obra. Iniciativa de carácter heterogéneo nacida al amparo de la 37ª  edición del Festival Internacional de Cinema de Catalunya SITGES 2004. Un bonus track poseído por el espíritu heterodoxo de Hernán Migoya, descuartizado en la referencialidad de Joan Pons y reencarnado en la forma interferencial de Quim Casas  que trata de añadir un epígrafe a la intertextual acronología inicial que plantea Ángel Salas. Impacta con el texto de Pedro J. Berruezo "John Woo y el cine de acción de Honk Kong" (Ed. Glénat) en forma de patada  voladora y se aloja en él como una bala tratando de crear un vínculo entre ambos y entre los directores a los que se consagran.

Hard Target: Sam Raimi vs. John Woo


Tras varios años tratando de sacar adelante la adaptación cinematográfica de The Shadow, personaje que se promulgó en el serial radiofónico y la revista pulp de los años 30 que llevaban su nombre tras ganar popularidad como narrador en la Detective Story Hour, Sam Raimi arroja la toalla. Incapaz de asegurarse los derechos acaba dando este proyecto por frustrado, realizado definitivamente en 1994 por Russell Mulcahy con Alec Baldwin como La Sombra, una especie de David Copperfield no homosexual o, por poner un ejemplo más patrio y psíquico, Anthony Blake. Al igual que éstos disfruta de un estilo de vida hedonista, combate el crimen bajo un alias secreto y hace desaparecer grandes edificaciones a ojos del simple vulgo con sus poderes mentales. En el año 2006 florecieron noticias sobre una posible nueva adaptación a cargo de Sam Raimi, proyecto que no acaba de prosperar según declaraciones del director, que esta vez sí posee los derechos para desarrollar una "historia que haga justicia al personaje".

Pero la cuestión es que en los años 90 no los poseía por lo que decidió lanzarse a la creación de su propio héroe, nacía así Darkman (1990) una reinterpretación a la vez que remedo de mitos del terror clásico y el pulp como el propio The Shadow, el fantasma de la ópera, el hombre invisible y principalmente el Vincent Price de House of Wax (1953) del genial y bastante reivindicado, aunque no lo suficiente, André de Toth. Hay quien quiso ver la película como una consecuencia directa del Batman de Tim Burton debido a su goticismo trágico o su expresionismo pop. En la colosal disección del cineasta de Burbank que supone "Tim Burton: Cuentos en sombras" (Ed. Glénat) de Jordi Sánchez Navarro el propio Burton se autodefine, en sus inicios como creador, como un cuasianalfabeto literario desconocedor del cine que no sea popular. Sirva de ejemplo su aproximación al expresionismo alemán con posterioridad a su debut en el cortometraje y animado por la supuesta influencia que estas películas habían ejercido en su obra sin siquiera haberlas visto, o eso le comentaban. También se desvela en esta biblia burtoniana el por que de esta influencia, por un lado el terror clásico de la Universal por otro el tándem que Vincent Price creó con Roger Corman adaptando una serie de novelas de Edgar Allan Poe, entre las que se suele enmarcar The Haunted Palace basada realmente en una obra de H.P. Lovecraft a pesar de ser homónima a un poema de Poe. Experiencias cinematográficas que permitieron al pequeño Tim acercarse a la obra de los creadores decimonónicos a pesar de su alergia al papel. Una formación cultural por vía catódica.

Una imagen similar sobre Sam Raimi nos ofrece el prólogo de Pedro Calleja rememorando una entrevista en la que el director asegura haberse aproximado a la obra Lovecraftiana tras descubrir la influencia de ésta en su ópera prima sin haber sucedido interacción previa alguna. Ambos se desvelan como incipientes creadores con una fuerte intuición para la aprehensión y reformulación de mitos de la cultura popular que precisa ser domada a través de un proceso de intelectualización y análisis de sus respectivas iconografías y metodologías creativas. No solo comparten esto sino raíces y fuentes comunes a la hora de desarrollar sus universos creativos, a poco que rastreemos interferencias de la antes mencionada House of Wax en los retratos (anti)heroicos de ambos autores podemos concluir que más que una influencia directa de uno sobre otro nos encontramos, más bien, ante dos manifestaciones independientes que emanan de un corpus cultural conjunto pero que difieren en sensibilidades a pesar de poder resultar paralelas. No en vano Sam Raimi pretendió la franquicia del hombre murciélago tras la salida de Burton, pero el abandono de lo neoexpresionista en pos de lo videoclipero le restó puntos frente a Joel Schumacher.



De esta forma también podemos entender la relación entre la obra de Sam Raimi y John Woo. Puestos a buscar referencias contemporáneas al Darkman de Raimi puede que resulten más claras las que cruzaban el charco desde Hong Kong con su máximo exponente encarnado en el propio Woo, véase el exceso pirotécnico o la representación estética clásica del mafioso. Pero repitiendo el ejercicio lógico anterior resulta evidente que ambos lo toman, por los mismos o diferentes motivos, de terceras fuentes comunes, los hampones de traje y abrigo del noir de los 40 rescatados por el polar francés y resignificados por la nouvelle vague o el exceso explosivo del cine de explotación, practicado por ambos de primera mano en sus inicios.

Junto a Quentin Tarantino y Oliver Stone, Sam Raimi fue uno de los mayores valedores de John Woo a la hora de gestionar su salto a América, de ahí que acabara siendo el productor ejecutivo junto a su inseparable Robert Tappert de la aquí tratada Hard Target (1993). También resultó como patrocinador en Hollywood de Jean Claude Van Damme protagonista del film, que conseguía aquí su primera oportunidad directa con una major. Al año siguiente Raimi produciría de nuevo un filme para el belga volador, Timecop (1994) dirigida por Peter Hyams. Si tratamos de buscar rastros de Raimi en el film puede que los encontremos en una escena similar a la que el propio Sam ejecutara al frente de la segunda unidad de rodaje de The Hudsucker Proxy (1994) de Joel (y Ethan) Cohen ese mismo año, pero no parecen ir más allá de lo temático. En ambas podemos ver a un ejecutivo trajeado de los años locos que salta desde un rascacielos al más puro estilo crack del 29, en el caso del personaje de los hermanos Cohen no huye de Jean Claude Van Damme. Destacar la maestría cartoon con que está rodada la escena perteneciente a Raimi frente a la infumabilidad de la escena ejecutada por la segunda unidad de Hyams. Aun teniendo en cuenta esta curiosa interferencia, no podemos encontrar nada que nos permita percibirla como una película de Sam Raimi en absoluto, al contrario de lo que sucede con Hard Target.



Pese a lo que el sensacionalista título pueda dar a entender aquí no venimos a demostrar ningún tipo de enfrentamiento ni tensión creativa debido al intrusismo de un productor en constante intromisión. Más bien todo lo contrario, tratamos de reivindicar Hard Target como la perfecta conjunción de dos estilos, destacarla como ejemplo de convergencia creativa sin renunciar a la identidad propia e incluso en algunos momentos como solución irónicamente distanciada a unas exigencias siempre absurdas por parte de una industria que trata de manufacturar éxitos prefabricados en base a la repetición de formulas de éxito reciente o pasado. Incluso se revela como evidencia de que totemizar el talento en una sola figura (productor, director, actor, guionista), en dos o en la supuesta coalición o enfrentamiento que pueda surgir entre ellas carece de sentido, una película es la suma de muchas más aportaciones individuales que las citadas.

El bocazas de Ace Hanlon.
El guión de Hard Target nace de mano de Chuck Pfarrer autor y navy seal (como su propia web indica) y guionista también de Darkman. Basado en un relato corto de Richard Conell que encuentra su mejor adaptación en la película homónima The Most Dangerous Game (1932) de Irving Pichel y Ernest B. Schoedsack, cuenta la historia de Natasha Binder (Yancy Butler) una muchacha que buscando a su padre (el propio Pfarrer, también coproductor) con la ayuda de Chance Bodreaux (J.C. Van Damme) descubre que éste ha fallecido víctima de una red de caza humana comandada por Emil Fouchon (Lance Henriksen) y su secuaz más próximo Pick van Cleef (Arnold Vooslo) que sirve de divertimento para ricos. El guión escrito según texto de Berruezo en un principio para ser dirigido por Raimi hubo de ser descartado debido a la extenuante postproducción de Army of Darkness (1992). Raimi sugirió el nombre de John Woo apostando por él ante la reticencia y desconfianza de la productora, pasando así a ocupar labores de productor ejecutivo. Otras versiones indican que el estudio le envió allí para tutelar el trabajo del oriental y hacerse cargo del proyecto si éste no daba abasto.

Es evidente que la película está plagada de rasgos estéticos wooianos, empezando por todos los que destaca el propio Berruezo. El uso del ralentí heredado de Sam Pekinpah, la utilización de reflejos -el momento en que Boudreaux observa a los malhechores en el bar o la amenazante aparición final de Fouchon-, el montaje en paralelo del reclutamiento de Elijah y Fouchon tocando su piano de cola blanco o los títulos iniciales que utilizan la misma estructura de montaje a base de fundidos que Hard Boiled (1992). El uso esotérico de palomas, muchísimo mejor entrenadas y resueltas escénicamente hablando que las de su etapa Hong Kong, y que alcanzan un punto autoparódico sublime. De hecho no es el único momento que parece revisar con humor los rasgos más significativos de la última etapa de Woo en la colonia británica, la que realmente le hizo conocido a nivel internacional. Hard target podría incluso entenderse como una respuesta irónica a las expectativas de una industria insaciable de repetición por parte de los autores, una especie de contestación tramada de forma conjunta entre Woo y Raimi cimentada en las múltiples zonas comunes entre su cine deconstructivamente genérico e hiperdinámico.

Enchufadísimo Ted Raimi.
Pareciera que John Woo nunca volviese a alcanzar con tanta claridad la traslación de su gramática oriental a temáticas y personajes occidentales, no desde luego en la impersonal Broken Arrow (1996) flojo cross over entre Cliffhanger (1993) de Renny Harlin -por tener un malo que ha sido contratado por otro malo, desarrollarse en plena naturaleza y el gusto por desplazarse en helicóptero de algunos personajes- y Under Siege 2 (1995) por su geografía desértico ferroviaria, película donde solo podemos ver a John Woo en estado puro durante el tiroteo en la mina. Tampoco en Face/Off (1997) que a pesar de suponer quizá la mejor aproximación temática al universo Woo de su etapa americana ya no cuenta con ciertos rasgos que Hard Target aún arrastra de su etapa Hong Kong, tics motivados quizá por la falta de presupuesto o profesionalidad de su equipo que podría haber querido dejar atrás.

La cuestión es que Hard Target es la película que mejor importa a su obra americana esos atributos de cine de acción popular de estereotipos demolidos que dio a conocer a John Woo en su etapa final en Hong Kong. Chance Boudreaux representa la quintaesencia del héroe con mullet popularizado por Kurt Russell, por algo éste era la primera opción de cásting quedando descartado por cuestiones de agenda. Combina las pintas del Jack Burton de Big Trouble in Little China (1986) con el macarrismo autoirónico de Snake Plissken sin llegar a ser el émulo esperpéntico que representa Lorenzo Lamas en Snake Eater (1989) y sobre todo sin cargar las tintas como el dramón de acción hillbilly Next of Kin (1989) con Partrick Swayze a la cabeza, tercer gran representante del mulletismo heróico llegando a practicar una postura de reivindicación política del peinado y el estilo de vida redneck en filmes como Road House (1989) o ya por la vía armada en Red Dawn (1984). De hecho esta reducción melodramática desde lo argumental a lo formal, desde el tratamiento visceral propio de Woo a la representación estética más bien basada en códigos proxémicos y fórmulas verbales digna de Raimi puede entenderse como una supuesta intervención como mediador cultural e intérprete creativo en la obra por parte del americano.



Quizá el rasgo más definitivo en la película de la mano de John Woo es la escena espalda contra espalda con pared de por medio entre Boudreaux y Fuchon, escena que encuentra un precedente en el enfrentamiento entre Tequila y Mad Dog en Hard Boiled y alcanza su apogeo en el duelo entre Sean Archer (John Travolta/Nicholas Cage) y Castor Troy (Nicholas Cage/John Travolta) en Face/Off. No podemos olvidar la imágenes religiosas en claro autohomenaje a The Killer (1989) o los intercambios de armas lanzadas por el aire, así como algún detalle más que el propio Berruezo pasa por alto como que el arma que utiliza Fouchon es una Thompson Center Contender, la misma que porta Mad Dog en Hard Boiled.

Thompson Center Arms Contender: Mad Dog vs. Emil Fouchon

Estos elementos ya han sido ampliamente estudiados por eso intentaremos centrarnos en los que la convierten en un producto con la marca clara y evidente de la factoría Raimi. Empezando por los rasgos extranarrativos, guión de Chuck Pfarrer guionista de Darkman y producción del tándem Raimi/Tappert condición ineludible de cualquier título de Sam Raimi. En el apartado técnico cabe destacar la participación como montador de Bob Murawski aliado de Raimi en Army of Darkness e incondicional en su filmografía desde Spider-Man (2002) hasta la actualidad, dato a tener en cuenta como veremos más adelante. En el departamento artístico Michele Poulik constructor de decorados y Anne Hieronymus de maquillaje, ambos en Army of Darkness. La colaboración inestimable en la creación de la serpiente de los chicos de KNB Effects: Greg Nicotero, Howard Berger y Robert Kurtzman con quienes ya contara en el rodaje de Evil Dead II (1987) y Army of Darkness. En el apartado interpretativo Lance Henriksen que trabajaría bajo las órdenes de Raimi en The Quick and the Dead (1995) dando vida a Ace Hanlon, y Arnold Vooslo que sustituiría a Liam Neeson en las posteriores entregas de la saga Darkman como protagonista. Respecto a los secundarios el actor y especialista Sven-Ole Thorsen como Stephan unos de los cazadores de la batida final, también en The Quick and the Dead como Gutzon, y cómo no, Ted Raimi inefable y enchufado hermano del director presente en toda su filmografía con excepción de la mencionada The Quick and the Dead, probablemente porque en aquel momento tenía trabajo fijo en la serie Seaquest (1993-1996).

El "gran" Sven-Ole Thorsen fumándose un puro sobre la piel de un oso cazado con sus manos desnudas.

A colación de la mencionada The Quick and the Dead podemos observar un rasgo que Berruezo interpreta como una incorporación en clave western al cine de Woo. Esa conexión, con el spaghetti en concreto, siempre se ha encontrado en la planificación de sus duelos, de forma especial en los close ups de los ojos de los contendientes, pero como bien indica el autor en Hard Target aparece una novedad, Bodreaux aparta su acartonada gabardina liberando su arma antes de desenfundar y disparar, en este caso una patada a la jeta de sus oponentes. Un rasgo, el del gabán casi mítico, muy propio de C'era una volta il West (1968) de Sergio Leone, del torturado Darkman y de la pistolera sin pasado interpretada por Sharon Stone en el film de Raimi, y sin duda inédito en el cine anterior o posterior de John Woo.

Émulo al más puro estilo "fake shemp" del Raimimobile.

La presencia de Ted Raimi puede ser incluso considerada como un leitmotiv formal de Sam Raimi. Incorporado al cásting de la fundacional The Evil Dead (1981) como fake shemp principal, término con el que Raimi y compañía designaban a las decenas de personas anónimas que fingieron ser algún actor del reparto original -que ya hacia tiempo que había abandonado el rodaje- o incluso mostraron solo alguno de sus miembros asomando por el margen del cuadro. De esta misma forma accidentada y forzada por la escasez de presupuesto que llegó Ted al cine también lo hizo el propio coche del postadolescente Sam Raimi un Oldsmobile Delta 88 de 1973. En Hard Target podemos ver el coche más parecido que debieron encontrar en Nueva Orleans, ya que, aunque no se trata del Raimimobile guarda una gran semejanza con él. Este automóvil que pertenece a Randal Poe, personaje interpretado por Eliott Keener, juega vital importancia en una de las escenas más espectaculares de la película, el tiroteo que se desencadena cuando los protagonistas encuentran al personaje de Vooslo junto al susodicho vehículo.

"¡Mamá, mamá! Sam Raimi fuma"
Si existe alguna escena en la película que podría caer bajo sospecha de haber sido rodada por el propio Raimi esta sería la de apertura. Empezando por la inusual planificación aberrada de ciertas tomas, no llegando a los extremos del Sam Raimi más angulado, pero si extraña en un cine extremadamente horizontal y paralelo al suelo como es el de John Woo. Como decimos no llega al punto expresionista que le supuso a Raimi la incomprensión de todo el equipo de rodaje de su ópera prima, es algo sutil, imperceptible, pero un halo evildeadiano sobrevuela el prólogo del film haciéndose evidente en el momento en que Douglas Binder, cameo de Pfarrer, cae abatido. Por un lado los tablones de atrezzo que se rompen a sus pies mientras cruza la pasarela, una versión reducida del incidente que la pandilla de The Evil Dead sufre al cruzar el puente al inicio del film. Estos tablones como explica Raimi en el audiocomentario que acompaña la película constituyeron una de las piedras angulares del diseño de producción del clásico de terror, tablones que serían utilizados también como arma en contra de los poseídos y como elemento escenográfico en una de las tomas más celebradas del filme por el vanguardista uso de la onomatopeya extradiegética, algo ya nada llamativo en estos tiempos posmodernos. El segundo elemento de la triada sería el uso de un humo que brota de ropajes y pelo, humo que en el caso de The Evil Dead llegó a ser producido con cigarrillos una vez cumplido el plazo de usfructo de la máquina alquilada a tal efecto, y que podemos apreciar emanando de Chuck Pfarrer en el momento en que se cuela entre los mencionados tablones. Esta malditísima trinidad se completa con unas pavorosas lentillas blancas que casi dejan tuerto al elenco completo y que no podían ser utilizadas durante más de media hora ni más de una vez al día, ni rastro de ellas, al llegar a los grandes estudios el genio creativo de Sam Raimi se empezó a ver coartado por el departamento de prevención de riesgos laborales. Sí que encontramos en la actuación de Pfarrer ese manierismo expresionista de manos de garra tan propio de los endemoniados raimianos, rasgo de estilo desarrollado en su trilogía Evil Dead y recuperado en la reciente Drag Me To Hell (2009).

Chuck Pfarrer evildeadiano: Humo, tablones de atrezzo y garras de poseído.

Otro elemento más propio de Raimi que de Woo es la anteriormente citada pandilla de malhechores sacada directamente de un cómic y que pareciera volver a hacer de las suyas en el Spider-Man de Raimi haciéndoselo pasar mal a una Kirsten Dunst de sugerente camiseta mojada. Pero si alguna escena ejemplifica esa simbiosis creativa, no solo entre director y productor ejecutivo, que es lo que aquí queremos demostrar es la que cierra el film. Combina elementos del propio tándem Pfarrer/Raimi en Darkman como la factoría abandonada, la llegada con persecución en helicóptero y su carácter incendiario, heredado de la destrucción del museo de cera de Vincent Price, con el también inflamable final de A Bullet In The Head (1990) y otros elementos de Woo como la penduleante aparición de J. C. Van Damme muy similar a la de Chow Yun Fat en Hard Boiled. También toma de esta el asesinato de un secuaz a manos de la chica previamente humillada por una simple cuestión de género, ultraje simplemente verbal en el caso americano que se eleva a una buena y políticamente incorrecta bofetada en la película hongkonesa.

Políticamente incorrecta bitch slap llegada de oriente.

Hay varias razones por las que lanzar a un actor a las llamas o pegarle fuego directamente. Una es por simple intertextualidad, como cita, como probablemente lo hace Sam Raimi en Darkman, otra por arrojo, compromiso y entrega del actor es el caso de Vincent Price, también por pura explotación espectacular como seguro lo entendía André de Toth director de House of Wax, sirva de ejemplo el momento en que Brian Trenchard-Smith incendió la espalda de George Lazenby en The Man from Hong Kong (1975). Mientras Lance Henriksen arde todas estas y más razones se dan la mano en un momento sublime que evidencia a Hard Target como un artefacto de perfecto disfrute popular autoconsciente pero de una fresca ingenuidad que la hace auténticamente demoledora. 
Un producto de serie B a la altura de la propia The Most Dangerous Game. Es la demostración absoluta de la conjunción perfecta de talentos al servicio de las metas menos elevadas. Un grupo de poseídos en gracia de mediumidad con ese ente infraterrenal que es la cultura popular entre los que, por extraño que pueda parecer, sí, destaca John Woo. Puede que nuestra mente occidentalizada no lo pueda creer pero el pequeño John se alimentó mamando dibujos animados tanto o más que el atelevisionado infante Sam Raimi, no olvidemos su temprano desplazamiento a la colonia británica, probablemente bastante más cosmopolita y pop que la gris España tardofranquista. Un adolescente Woo pobretón que pasaba las tardes con su madre en el cine abstraído de la realidad como reflejan sus propias palabras en el texto de Berruezo, donde también se declara un incondicional de los cartoons. Con un detalle digno de Wille E. Coyote abandonamos este repaso, una especie de presagio del final de Spider-Man, donde curiosamente se incorporan elementos del fatal ariete volador de la conclusión de Broken Arrow.



Hard Target es una película que merece ser disfrutada y revindicada por el mismo motivo que probablemente fue hecha y por el cual este post fue escrito y que Chance Boudreaux resume tan bien en la frase que debería haberse convertido en el volveré de Jean Claude Van Damme: 

¨Poor people get bored too." 

Chance Boudreaux.

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